Otto Dix, War |
Heme aquí, cántaro de horas.
Llego otra vez al final del día deseando vaciarme como siempre desde
que tengo uso de conciencia, Volver hacia dentro, lejos, hacia dentro en la profundidad inesperada y allí perderme en la pródiga dimensión del silencio.
El tiempo viaja conmigo, acopio de huellas desordenadas, y yo con él por senderos escondidos fragmentados, tropezando. zarandeados por el azar, Luego de renglón en renglón, al compás de las teclas, la vida.
El tiempo viaja conmigo, acopio de huellas desordenadas, y yo con él por senderos escondidos fragmentados, tropezando. zarandeados por el azar, Luego de renglón en renglón, al compás de las teclas, la vida.
Contemplo yendo a casa las gotas de agua que resbalan con suave cadencia por el cristal.
Oscilo entre lo efímero y lo eterno ; el vértigo me envuelve. El vértigo.
Tendría que disolverse en sí mismo, para seguir respirando o me ahogará en él vacío que provoca.
Oscilo entre lo efímero y lo eterno ; el vértigo me envuelve. El vértigo.
Tendría que disolverse en sí mismo, para seguir respirando o me ahogará en él vacío que provoca.
No son más que elucubraciones bajo el escáner tubular que recorre la mente observando diseccionando, concluyendo; como quien hace una autopsia anímica. Me sobresalta.
Sobresaltos.
Qué bobada, sobresaltos.
Una se toma todo tan a pecho.