jueves, 6 de julio de 2023

El alcalde de los dientes de oro

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Oh Mary !

Edvard Münch





La tempestad de nieve ha borrado huellas. Las ardillas están escondidas. El aire pesa. 

 Mary resucita entre la niebla del amanecer y en la cinta grabada que dejó para mí su voz reverbera. Leo el mensaje que descansa en una cajita de madera labrada encima del piano en el salón al lado del dormitorio. Pide que después de escuchar la cinta  y transcribirla la arroje  al mar. Así será

Más que amigas éramos hermanas, buenas hermanas. Nacimos y crecimos en Lewes condado de Kent a orillas del río Ouse en East Sussex. Vivíamos casa con casa protegidos unos por otros en aquellos años tan importantes de la vida. Éramos felices. Andando el tiempo, un día, paseando las dos por el Pier de Brighton Quedó prendada de las marinas de un acuarelista llamado Alfred, hombre de corazón generoso y fino humor escocés que infatigable pintaba olas, gaviotas, acantilados, nubes. Se juraron amor para siempre en Stonenhenge. Mary llevaba forget-me-not de colores en el pelo el dia de su boda. Vivian entre Edimburgo y Lewes. Yo en Brighton. Mary nunca dejó su casa pegando con la mía. Alfred se habia enamorado de nuestro pueblo nuestras nubes, del rio Ouse. Una vez al año dejábamos todo en compás de espera y pasábamos algunos días en la vieja  posada entre árboles muy cerca de los acantilados.  Allí el tiempo era nuestro. 

Un día al cabo de casi tres semanas sin saber de ella cosa rara  entre nosotras, recibí  un sobre lacrado. Dentro del sobre una nota escueta me citaba con urgencia a la posada de Seven Sisters. Te espero, por favor no falles. Love you much, decía. Sin pensarlo dos veces salí de estampida  a su encuentro. Un hombre alto con gabardina y sombrero gris marengo que luchaba contra el viento estaba esperándome. Me dio una cajita. Dentro había una registradora una cinta y una carta lacrada que decía Grace con la escritura inconfundible de mi  amiga. Luego desapareció en la ventisca tan de repente como habia venido. Conducia un coche parecido a cualquier coche oscuro cuando es de noche. Llegué a la habitación temblando de pies a cabezaMientras me cambiaba de ropa pensaba en Mary, en todos los encuentros que habíamos compartido allí mismo. Pensaba en las confidencias, en nuestra inquebrantable amistad. Me senté en el viejo Chesterfield al lado de la chimenea, junto al fuego. Tiritando puse la cinta de Mary.  Una ... dos...  muchas veces.

 “Cuando escuches esta cinta, Grace, comprenderás por qué no te he buscado hasta ahora ... Quisiera haberte abrazado fuerte haber jugado la partida de ajedrez que dejamos inconclusa ¿te acuerdas? Tdo son recuerdos de repente, Grace, bebíamos,  celebrábamos. Alfred ha dejado sus acuarelas para traerme a tu encuentro, figúrate, mucho nos debe querer a las dos. Vete vete, volveré a buscaros ha dicho. Me ha abrazado y besado en los ojos en los labios y se ha ido. No le abandones Grace, te adoraRecuerda  Seven Sister


Pausa corta. La voz de Mary vuelve. 

Recuerda  cuando sentadas en la hierba  al borde de Beachy Head, leiamos historias fantásticas...  Un ángel  recogia  en sus alas a quien caía al vacío ... cayendo... sin fin ... sin fin … sin amor…  sin redención  al borde del abismo... cayendo, cayendo, sin fin ... 

¿Recuerdas el gobelino que me regalaste?  Se llama The Angel of Hope ... 


Pausa larga,

 

Su voz retumba todavía en mí como si no se hubiera ido, como si todo fuera una pesadilla, un estrafalario sobresalto de la imaginación; dolor punzante.

¡ Oh, Mary !

 Juraré que se te enredaron los pies en la hierba mojada cuando una vez más corríamos al borde de Beachy Head ... como entonces... Juraré que resbalaste ... que no pude alcanzar tu mano extendida hacia la mía antes del abismo ... que no querías ... que todo pasó de repente... que...


Mary !

 

 

 

“ tête à tête “ con Nelson Villagra Garrido para La Revista CineCubano

Nelson Villagra Garrido  ( El Conde ) en  La Última Cena,  de Tomás Gutiérrez-Alea Tomás Gutiérrez-Alea  Nelson Villagra Garrido es chillane...