domingo, 5 de febrero de 2017

Sandrita desde el balcón



  
El Balcón de los Piratas, de bz



Hoy no he querido ahondar en el pasado nada perfecto.  
Es  difícil evadirse  estando donde estoy. 
La mirada deambula y su vagabundeo no tiene límite. Fijar un punto y abstraerse del resto requiere un ejercicio de voluntad considerable.
He preferido dejarme llevar por lo que convencionalmente se podría llamar una tarde perfecta de un día casi perfecto.
El cielo estaba límpido de azul suave con nubes rosas un poco lilas.
Las gaviotas revoloteaban en torno probablemente a un banco de sardinas. A medio motor una embarcación azul marino y blanca ha cruzado desde Murgúa hasta perderse detrás de la ermita de Santa Katalina  rumbo al puerto, antes de que los caserios de Laga  quedaran en  sombra.

Desde la barandilla, en el balcón de los piratas,  lo único que tenía que hacer era descansar inmersa en la brisa fresca, aspirar el perfume de la mar y por una vez ante el mismo paisaje de toda mi vida, sólo mirar las flores de rosa vibrante que este año han vuelto, como nunca antes, a inundar la casa. Prímulas y trepadoras de un rojo aterciopelado y vibrante como la sangre dicen los poetas que es  el amor.

Sandrita, una de las dos yeguas que pastan en Errandosolo,  parecía feliz  tumbada en la hierba posando como una odalisca para un pintor invisible.

No hacía ni frío ni calor, la marea empezaba a bajar. 
El día podría haber terminado así pero un segundo después de haberlo imaginado se me ha ocurrido pasear por la memoria del viejo camino desafiando el miedo que sentía cuando era niña al volver de Hondartzape, nuestra playa salvaje.  
Estaba prohibido andar por la vía del tren pero yo lo hacía  atenta al silbido, zigzagueando entre zarzas de moras verdes, rojas, granates. Corría esquivando ortigas hasta llegar a casa sofocada,  convencida  de haber burlado la muerte, disfrazada de tren, una vez  más.
A un lado estaba el monte, los caseríos.  Al otro el precipicio hasta la mar. 
No había mucho sitio por donde escapar ni dónde elegir.

Así día tras día, año tras año, todos los años de la vida entonces.

Tarde ya oigo la mar rompiendo alborotada en las peñas de Errandosolo.

“ tête à tête “ con Nelson Villagra Garrido para La Revista CineCubano

Nelson Villagra Garrido  ( El Conde ) en  La Última Cena,  de Tomás Gutiérrez-Alea Tomás Gutiérrez-Alea  Nelson Villagra Garrido es chillane...