Jaime y yo en la sala de ensayo |
Querido Jaime
Acabo de recibir una carta de Nacho y dice que has fallecido a las cuatro de la tarde el pasado 26 en tu casa de Las Cruces sobre el Pacífico. No lo puedo creer. El Teatro con mayúscula tendrá que vestirse de luto por ti. No sólo el teatro Chileno sino el Espacio Vacío, tu gran pasión.
Qué será volver a Chile y no encontrarte. La última vez que nos vimos me regalaste los Sonetos que pondrán punto final a esta carta. Me los diste mientras degustábamos un Chicken-Blues en la Universidad donde impartias clases magistrales.
¿ Te acuerdas ? Escribiste la dedicatoria entre mentas, tréboles, pipas de calabaza y atropello de palabras. Almorzábamos juntos muchas veces. Te engalanabas y perfumabas con Eau de Vétiver para recibirme. Ese día de vuelta a casa nos secuestraron entre el taxista y un primo suyo que apareció de repente y saltó abordo dispuestos ambos a vete a saber qué, además de robar.
¿ Recuerdas cuando el chofer pisó a fondo el acelerador y empezó a correr, correr, correr a velocidad suicida esquivando árboles y peatones por las calles de La Reina simulando tú y yo que no pasaba nada ?
En inglés dijiste que nos estaban cogoteando. Respondí, júrame que al menos no estamos a punto de violacion. Sonreíste y te creí. Sacaste de la bandolera un foulard de seda azul noche, casi se me olvida dijiste. Es para ti.
Aprovechando un embotellamiento al lado del Hoyts salimos de estampida del taxi. No tengo idea cómo. Aterrizamos entre coches.
Más allá de sedas y flores de aquel día memorable, vuleven a la memoria los años de teatro contigo en Montreal. Compartimos horas de horas, nunca hasta el hartazgo. Mucho se especuló sobre tu relación y la mía. Murmullos en boca de ganso. Incontinencia verbal. Contaminar el aire. Bobilongadas. Qui sait !
A cambio importaban y mucho tus enseñanzas. Lo sagrado del Espacio Vacío. Desnuda el alma en el escenario. Cada vez tiene que ser un streap-tease integral, sin miedo, sin inhibiciones, verdadero e inagotable. Lo demás es teatro muerto; decías.
Confiando en tu confianza en mí, años más tarde a subir al escenario con Nelson Villagra. Entonces y en Santiago. Qué más. Al mismo tiempo dadas las circunstancias para mi significaba saltar al vacio. No me arrepiento de nada, sino todo lo contrario.
Muchas cosas tengo que agradecerte Jaime. Muchas. Juana la Loca, tu manuscrito. Beckett, su trilogía. Volvimos a trabajar juntos en Chile. Recuerdo bien en plano secuencia, todo.
Nos abriste de par en par las puertas de tu casa en aquel Santiago inhóspito tan agresivo. Me diste nada más llegar, Rockaby.
Conocí a Maria Ignacia, a Nacho, a Javier, compañeros y amigos queridos hasta hoy. Luego, justo al cambiar de siglo sacaste de tu sombrero de mago a Marguerite Duras y L´ Amante Anglaise. Obra que tenías guardada desde tu juventud cuando vivías en Paris. La encontraste publicada en una vieja revista. Nos la regalaste.
Dirección y puesta en escena de lujo en El Conventillo. Éxito total. Cuando salieron las críticas llamaste a casa muy temprano. Habías leído la prensa. Estabas emocionado. Satisfecho. Feliz.
Cuando llegué a la función esa tarde esperaba otro regalo. En el estacionamiento habia un Mazda gris marengo flamante envuelto en papel de celofán adornado con cintas de seda blancas. En el parabrisas una tarjeta dibujada a mano representaba el escenario.
La dedicatoria decía: à L´ Àmante Basque.
Je vous aime,
Nelson
¿Recuerdas aquella tempestad sin publico actuando solo para Sam y para ti? No se podía llegar al teatro Imagen. Diluviaba. Los faroles de la calle reflejaban una luz tenue en los charcos de agua. Aquel silencio en el escenario. La presencia. El seguidor.
¿ Recuerdas? Fuera arreciaba el aguacero; era noche cerrada en Santiago. Media Noche.
Gracias Jaime. Por todo, incluidos los cinco años en que dejaste de hablarme, no recuerdamos nunca por qué. Ataques de cariño quizá fueron. Caprichos de la memoria.
Te quiero mucho.
Juana, May, Claire, y un largo etcétera.
Bego
Ballets de St. Petersburg |
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SONETOS. De Jaime Silva para Begoña con 28 años de cariño ( dice el manuscrito)
Red Roses for The Pink Lady
1
En la noche la sombra más obscura
deja pasar los pálidos temores
que transformasm mi vida y mis amores
en un duro ejercicio de amargura.
En una encrucijada de dolores
sangran los pies sobre la tierra dura
reino seco que ignora laternura
del agua, los sueños, de las flores
Mi silencio es un grito desgarrado
que no lo escucha nadie en el vacío
y de a poco me mata el corazón.
Solo en la inmensidad de un despoblado
mi cuerpo ya sin alma, muerto y frío
a nadie inspira amor ni compasión.
2
Se que nunca me quiso de verdad,
aceptó como carga mi ternura;
tampoco supo de mi desventura
ni pudo comprender mi soledad.
Primero estuve lleno de amargura
y prisionero de la obscuridad;
pero pude ganar mi libertad
convirtiendo agonías en dulzura
Amor logró milagros imposibles,
mis lágrimas pudieron transformar
un puñado de polvo en una flor;
hizo amigas las sombras más temibles;
el grito fue un deseo de cantar
la vida fue una fiesta del amor.
3
No sé de dónde vengo.¿Quién soy?
tan frágil como un pétalo de rosa
o como el ala de una mariposa
que volando en la niebla se perdió.
Desperté en una playa muy hermosa
y una mano muy suave me acogió.
¿Vengo de algún naufragio? Tal vez npo
¿ O caí de una estrella presurosa?
¿ Soy un sueño escondido en otro sueño?
¿Soy el perfume de una flor ausente?
¿ Una fuente escondida en un jardín?
¿Soy sólo un corazón dulce y pequeño?
¿Una mentira que al mentir no miente?
¿Soy una ausencia que no tiene fin?